Esta semana ha sido la semana de los "parches que dan calor" y de las bolsas de semillas de "microondas". ¿En verano? Sí, en esta época la gente duerme destapada, cogen aviones (con largas horas de vuelo) o quizás hacen alguna mudanza.
Cuando desarrollamos trabajos que no son los habituales, descubrimos que tenemos unos músculos que desconocíamos en las piernas, o en los glúteos o que el aire acondicionado de noche no debe usarse.

¿Por qué es bueno aplicar calor cuando hay dolor muscular?

Es muy importante recalcar que en una fase inicial de dolor muscular debido a una sobrecarga, una rotura de fibras o una contusión es mejor aplicar frío las primeras 72h debido al efecto analgésico del frío que disminuye el dolor.  El frío también tiene un efecto positivo ante el espasmo muscular y la hemorragia  y acelera el proceso de recuperación de la lesión.

El calor, aumenta el flujo sanguíneo con lo que se mejora la irrigación sanguínea y el aporte de nutrientes a los tejidos y acelera la cicatrización.
El calor, también aumenta su elasticidad y plasticidad, lo que mejora la contractibilidad del músculo y disminuye la rigidez articular.
El calor no es un tratamiento en sí, sino una simple ayuda.

¿Cuándo aplico el calor?
Patología traumática: aplicar pasadas las 72 primeras horas
Patología muscular (contracturas, lesiones por un esfuerzo excesivo): aplicar cuando duela
Patología articular (rigidez, tortícolis, mala postura): aplicar cuando duela
Antes de entrenar, para aumentar la flexibilidad y evitar lesiones

¿Cómo aplicar el calor? Ya sea calor seco o húmedo:
1. No aplicarlo más de 15 minutos cada dos horas: aplicar calor sobre una zona durante mucho tiempo (como por ejemplo poner durante varias horas la manta eléctrica) es muy dañino porque provocará un edema y una posible quemadura
2. No aplicar calor encima de una zona sobre la que se haya puesto cremas o sprays de efecto calor, puesto que la suma de los mismos puede provocar quemaduras severas

Frío o calor en patologías crónicas:  
En las lesiones crónicas se aplica calor antes de la rehabilitación para aumentar la elasticidad y facilitar el tratamiento y el proceso regenerativo y se aplica frío al terminar para evitar la inflamación de los tejidos afectados.

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Fuente: Innofisio

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